Joven, visionario, apasionado y sin miedo a emprender. Hablamos con Antonio Manuel Conde, andaluz, natural de Castillo de Locubín (Jaén) y afincado en Córdoba. Es alumno vinculado del COIAA, y cursa el Máster que lo habilitará para ejercer como ingeniero agrónomo. Paseamos entre cubiertas vegetales, tomates “Rosas” de Alcolea (Córdoba) y podemos apreciar en su gesto la enorme pasión que la tradición familiar le ha inculcado desde pequeño. Ese amor a la tierra, a los frutos que de ella recoge y la ilusión con la que nos habla de los proyectos que van tomando forma. A sus 26 años, este agricultor hasta la médula, es también empresario y tiene entre manos su Trabajo Fin de Master, sobre la cuantificación de la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero en cultivo de maíz. Con ello aúna el trabajo en su huerto familiar y su recién estrenada empresa “Inspira Rural” y otros grandes retos, en los que ha sabido combinar a la perfección la tradición y la innovación. Un perfil polivalente que hemos conocido más de cerca en esta entrevista.
Carmen Egea. Responsable de comunicación del COIAA
COIAA. Actualmente cursas el Máster en Ingeniería Agronómica en la ETSIAM Córdoba, cuéntanos… ¿por qué elegiste esta carrera?
ANTONIO M. CONDE: Una vez finalizado el Grado, tenía claro que quería hacer el Máster para poder ser ingeniero y como “Ingeniero Agrónomo”, poder realizar tareas y proyectos de ingeniería de mayor envergadura; ya que el abanico de oportunidades es mucho más amplio.
Soy de familia olivarera y ganadera siempre he estado ligado al campo. Aunar esa pasión por el campo y mi debilidad por las matemáticas… Ser ingeniero agrónomo me permitía tener de todo un poco. Gracias a la decisión que tomé, he ido cubriendo muchos proyectos a título profesional y personal.
COIAA. Sigues vinculado a la universidad ¿verdad? ¿De qué manera?
AMC. Si por supuesto. Me gustaría en un futuro poder ejercer también como profesor. Me siento muy vinculado a la Universidad. Junto con profesores y compañeros, he podido poner en marcha mis prioridades, mis proyectos y saber qué es lo que quiero hacer. Todo lo que aprendo, la formación que estoy recibiendo, mi grupo de investigación para mi TFM me permite transferir esos conocimientos y convertirlos en experiencias reales.
Actualmente formo parte del grupo de investigación AGR126 Mecanización y Tecnología Rural de la ETSIAM. Estoy contratado como responsable técnico del proyecto internacional “LIFE Innocereal EU”, coordinado por el profesor Emilio González. Este proyecto sobre el secuestro de carbono, manejo de suelo, lleva un año de andadura pero se extenderá hasta 2026. Persigue una producción de cereales (trigo, blando, trigo duro y cebada maltera) neutra en carbono en Europa, mediante la aplicación de buenas prácticas agrarias. Así, se quiere conectar a todos los eslabones de la cadena de valor promoviendo etiquetados de calidad ambiental que proporcionen mayor valor añadido al producto final.
"La clave está en organizarse el día a día, en las ganas que uno le pone a lo que hace y en saber que tienes que cumplir las metas marcadas para poder cumplir tus objetivos"
COIAA. Háblanos un poco de ti, de tu día a día, trabajar, investigar, nuevos retos profesionales, ¿cómo haces para aunar todo en un día que sólo tiene 24 horas?
A.M.C. Yo creo que la clave está en organizarse el día a día, en las ganas que uno le pone a lo que hace y en saber que tienes que cumplir las metas marcadas para poder cumplir tus objetivos. Mi TFM es mi trabajo principal, seguido del huerto para tener los productos y luego la empresa Inspira Rural.
COIAA. Háblanos de Inspira Rural. ¿Cómo fue concebida esta iniciativa y qué es hoy?
A.M.C. La falta de rentabilidad que muchos jóvenes ven el ámbito agrario y rural y la falta de relevo generacional, fue lo que nos llevó junto a mi socio y cofundador José David Díaz - también agricultor y futuro ingeniero agrónomo- a poner en marcha “Inspira Rural”. Son 4000 pueblos los que se encuentran en riesgo de desaparecer. Dos de cada cuatro pueblos en nuestro país; lo que conocemos como la España vaciada. Por eso, el objetivo principal de este proyecto es acercar el campo a la ciudad y la ciudad al campo, gracias a las experiencias agroturísticas que ponemos en marcha. Además, en nuestra tienda online, se pueden comprar productos exclusivos elaborados en nuestros pueblos de Córdoba.
Primero nació como una idea, y a finales de 2021 nos seleccionaron para empezar en 2022 como proyecto, dentro de “Emprende UCO”, que nos galardonó con el primer premio a mejor idea de negocio aplicada a la provincia de Córdoba. Están resultando muy interesantes las conexiones que se establecen entre quienes viven esas experiencias técnico formativas con el cliente de la mano del agricultor, que es el que conoce el suelo, conoce sus cultivos, cómo se produce, etc.
También nos está sorprendiendo cómo nos están contactando para conocer nuestro producto desde diversos lugares de España. Nuestro tomate “rosa” de Alcolea, que actualmente se comercializa en venta directa, y que está siendo muy demandado. Tenemos 1.000 plantas de tomate rosa de toda la vida, hemos recuperado semillas de ocho generaciones atrás. Gracias a un trabajo minucioso de búsqueda de semillas guardadas por abuelos, bisabuelos, tatarabuelos de José David y de algunos vecinos del pueblo; hoy tenemos -mediante un proceso natural- un tomate de gran sabor, de piel fina, que es muy reconocido y que emerge de la melancolía popular de nuestros mayores.
Y todo empezó cuando nos decían con añoranza esa frase de “¡Ay! Cómo me gustaría comer otra vez esos tomates de hace tiempo…” Nuestras ganas y pasión por la tierra, nos llevó a buscar esas semillas guardadas durante generaciones en el pueblo, a rescatar un sabor único y un producto que quien quiera puede venir a recolectar al huerto con sus propias manos y llevárselo a casa para disfrutarlo.
Si nosotros no conservamos lo que tenemos, nuestro mayor legado, se pierde.
"Nuestra formación como futuros ingenieros agrónomos, nos permite ya aplicar la innovación y las nuevas tecnologías, que hacen mucho más sencillos algunos procesos y sobre todo la toma de decisiones"
COIAA. ¿Qué es lo que más te apasiona de lo que haces? Estás combinando tradición e innovación y eso no siempre es fácil.
A.M.C. Ser de pueblo tiene sus cosas buenas. Combinar innovación con tradición; el olivar cultivo tradicional o tomate encañado. Nuestra formación como futuros ingenieros agrónomos, nos permite ya aplicar la innovación y las nuevas tecnologías, que hacen mucho más sencillos algunos procesos y sobre todo la toma de decisiones. El riego localizado, el control de la humedad del suelo mediante sensores, el monitoreo mediante imágenes satélites, sondas de humedad, etc. Aplicamos mucha tecnología en el olivar, la viña y el tomate. Todos esos conocimientos los hemos adquirido en la Universidad, y toda esa base la podemos aplicar a lo que estamos produciendo, con experiencias y ejemplos reales. El manejo del suelo, el uso de cubiertas vegetales, todo conlleva innovar. Saber cuándo una planta necesita agua, ser eficientes en la utilización de los recursos con el apoyo de la tecnología es sin duda alguna un plus. No podemos tirar ni perder tiempo ni agua. Estamos siendo respetuosos social, económica y medioambientalmente y ello no sería posible sin innovar.
COIAA. ¿Crees que la sociedad y en concreto los jóvenes de hoy, perciben el valor de lo esencial de esta profesión y de un sector que sostiene algo tan importante como la alimentación? ¿Qué podemos hacer?
A.M.C. La gente menor de 30 y pico años no valora esto. La gente mayor es la que más nos apoya. En mi entorno, los jóvenes no apoyan lo que hacemos. Creen que es una pérdida de tiempo, que es un negocio poco rentable. Sí es cierto que hay que dedicarle horas, pero cuando logras tus objetivos, y ves cómo tiene sentido, empiezas a coger fuerzas y empiezas a transmitir con más ganas el valor de lo que haces. Al fin y al cabo, nosotros alimentamos al mundo.
Realmente es una carrera con proyección, que te ofrece muchísimas posibilidades dentro del sector agroalimentario. Es un esfuerzo que siempre tiene su recompensa.
"Todo lo que aprendo, la formación que estoy recibiendo, me permite transferir esos conocimientos y convertirlos en experiencias reales"
COIAA. Si tuvieras que lanzar un mensaje a los jóvenes que se plantean elegir carrera universitaria, ¿cómo los animarías para que se decidan por la Ingeniería Agronómica?
A.M.C. Que se interesen por las ciencias vivas, porque el abanico tan amplio en el que te puedes mover es increíblemente abrumador. Desde proyectar una industria agroalimentaria, a la investigación, a la genética, al manejo de nuevas tecnologías y digitalización del ámbito agrícola… Es la carrera que nos da de comer a todos,a la sociedad y a todos los animales, y ese trabajo siempre va a estar ahí.
Que apuesten por lo nuestro, que juntos le demos visibilidad y que es posible estudiar, trabajar, salir con los amigos, estar con la familia, porque todo es súper importante y todo se consigue.
Mi abuelo trabajaba para otras personas, con una yunta de mulos que araban las tierras. Se podía decir que era una empresa de servicios. Hoy esas empresas han evolucionado, tractores conectados a la nube para saber al momento dónde están, lo que han gastado en combustible o cómo gracias a la agricultura de precisión se aplican unos tratamientos a una u otra parte de la cosecha. Hemos evolucionado, avanzado, progresado, innovado, pero seguimos dando el mismo servicio: alimentamos a la población.